Esa verdad se fundamenta en tus ojos. No en su aspecto exterior en sí, sino en lo que decían de ti, en lo que tenias delante (yo) y en lo que tenías en mente. Me refugio en el recuerdo de tu iris, tan veteado como transparente con la luz del sol; en tu pupila esquizofrénica que todo quería captar; en tus pestañas que envolvían todo un haz de sensualidad, menuda arma de destrucción masiva masculina.
Esos ojos que evoco ya no están. Se cerraron y, lo que es peor, miraron para otro lado. Pero creo y seguiré creyendo que no se fueron del todo. Dejaron un rastro tras de sí, similar a la centella que deja la cola del cometa. Sí, una buena comparación, pues me producían la misma sensación cuando me miraban que si de repente todo un inmenso cielo te guiñara un...cuerpo luminiscente?
Su estela es esa pasión inocua. Aquella que tanto decía entonces, y que hoy tan sólo vive como un pasado estéril de lo que fue, congelada en pos de un nueva cara que ubicar en esa mirada. Este no es el alegato a una pasión perdida y no recuperable, sino a ese pequeño detalle que siempre quedará de ti conmigo, ese pedacito que tú me dejaste, mi recuerdo de que, aquella vez, tus ojos me miraban A MÍ, y tan sólo a mí, que se embebían en mi ser. Todo eso es lo poco que me queda de ti. Pero lo guardaré conmigo.
Me he leido los dos pots por encima, no tengo mucho tiempo, pero te prometo que cuando lo tenga me los leere con más calma.
ResponderEliminarMe gusta la manera como te expresas.
ya que estas comenzando el blog te digo: ANIMOS!
Te sigo ;)
Vaya pena... ojos así de expresivos no hay muchos. qué edad tienes?
ResponderEliminarmmmmmmmmmm, deberías dedicarle más tiempo a esto y menos a las salidas y entradas...
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