miércoles, 16 de septiembre de 2009

Pasen y lean

La huella de tu pies difuminándose en la arena, la película de saliva que dejas en mis labios, la marca de las uñas sobre mi espalda, tu olor en la flor que acabas de oler, tu sombra en el alféizar cuando te acabas de ir, el rosco de tu toalla de secarte el pelo, el rastro de tu mirada furtiva en medio de la fiesta, la silueta que dejas al salir de la cama, tu vaho que empaña mis gafas, la estela que dejas al quitarte del espejo, tus lágrimas que mojan mi cuello...

Pero sobre todo tu perfume. Ése que está por todos los lados que tú no pisas, ése que ya no te pondrás pero que me seguirá acercando a tu ausencia, ése que irradia la soledad desubicada que sustituye estos meses a mi sombra. Tu perfume es el más recurrido de todos.

Bievenidos a mi enorme Museo de Recuerdos Tuyos que visito a menudo en mi imaginación. Las entradas se agotaron desde hace meses.

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