Por otra parte, hay días dorados. Mi depresión estaba ya curada del todo; solamente sentía ese sitio en que antes notaba el dolor, y era en el fondo una sensación placentera, parecida al momento en que uno se ha recuperado de una intoxicación accidental y puede comer de nuevo: el dolor de los músculos del estómago es sencillamente placentero.
(Nick Hornby, Fiebre en las gradas)
martes, 29 de diciembre de 2009
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